Buy Good, Feel Good. Toronto 2017

Chocolate de Oaxaca, huipiles de Chiapas y plata de Guerrero fueron parte de la feria de Comercio Justo “Buy good, feel good”, que se realizó este fin de semana en Toronto con más de 70 expositores. En su cuarta edición, esta feria, organizada por el promotor comercial de origen egipcio Rafik Riad, promovió la agricultura orgánica, el turismo responsable, la empresa social, la energía renovable, la investigación étnica y el comercio justo para pagar un precio justo al artesano por su trabajo. En la apertura de este evento de tres días, realizado en el Enercare Centre de Toronto, el organizador señaló que sí es posible hacer negocio dentro del esquema del comercio justo, pagando un precio razonable al artesano por su trabajo. Uno de los expositores fue el canadiense Michael Sacco, quien tiene en Toronto una fábrica de chocolate que utiliza como materia prima cacao y vainilla traídos de Oaxaca, México, donde vivió cinco años y fundó su compañía de comercio justo Chocosol. “Comencé a hacer chocolate con una curandera zapoteca en el 2003, tostándolo con mi tostador solar, y al año surgió mi empresa social como una comunidad de aprendizaje”, afirmó en entrevista con Notimex. Luego de más de diez años de vender chocolate mexicano en Canadá, el canadiense –conocido en Oaxaca como “El chivo solar”- informó que el chocolate mexicano se sigue vendiendo bien en Toronto y precisó que el año pasado alcanzó el millón de dólares en ventas tanto en su tienda Chocosol como por ventas en línea. “Somos productores de chocolate, tortillas y tostadores de café y nos interesa formar parte de una cadena productiva ecológica, justa y sana. Los canadienses buscan una alternativa más allá de las reglas convencionales del mercado”. En la feria de comercio justo ofreció una bebida elaborada con café orgánico de Oaxaca mezclado con chocolate. La mezcla se realiza con una “bicimáquina” inventada por Michael que al pedalear muele los ingredientes para hacer un “mocca de los mayas”. “Para nosotros, como empresa social y comunidad de aprendizaje, nos interesa seguir encarnando y celebrando las alternativas alimenticias, como un buen chocolate sano”, agregó. En esta feria de productos alternativos y orgánicos se ofrecieron telares, artesanías, alimentos orgánicos, bordados y demás objetos elaborados por artesanos de diferentes regiones, como Centroamérica, Chile y África. Uno de los puestos exhibía botas de piel con bordados mayas incrustados, elaboradas en Guatemala. Otro puesto vendía bolsas elaboradas con retazos de telas. Samuel Ansell, presidente de Casa Relief, explicó que esta asociación trabaja desde hace diez años con artesanos de Nicaragua, Ecuador y Nepal vendiendo sus productos en el marco del comercio justo y apoyando un grupo de 63 niños para que vayan a la escuela. “Traemos collares hechos a mano con semillas, mascadas, chalinas y prendas de vestir elaboradas con alpaca. Todo lo que se vende va de regreso a las comunidades productoras”, dijo en entrevista. También hubo un espacio para las artes, como el de la artista plástica y muralista Jaqueline C. Garrido, originaria de Panamá, cuya obra se centra en levantar el ánimo de las personas a través de coloridos cuadros. “Ahora mismo hay tantos problemas en el mundo y es necesario que las personas se sientan bien, así que me interesa plasmar muchos colores en un cuadro para alegrar al observador”, comentó. También se exhibió una exposición de fotografías de los rostros de los niños y jóvenes de todo el mundo que se ven beneficiados con los programas sociales ligados al comercio justo. Esta feria de Comercio Justo es la única en su tipo que existe en Canadá y cada año suma a más expositores con productos de todo el mundo.

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